Celia II
Descansa en paz, donde quiera que te encuentres. Una voz ruda, dolida, sensible y áspera a la vez, te fuiste muy joven. ¿Qué era lo que pasaba por tu mente? ¿Qué buscabas? ¿De que huías? ¿Estarás mejor ahora? Una oración por tí.

They tried to make me go to rehab but I said 'no, no, no'
Yes I've been black but when I come back you'll know know know
I ain't got the time and if my daddy thinks I'm fine
He's tried to make me go to rehab but I won't go go go

I'd rather be at home with ray
I ain't got seventy days
Cause there's nothing
There's nothing you can teach me
That I can't learn from Mr Hathaway

I didn't get a lot in class
But I know it don't come in a shot glass

They tried to make me go to rehab but I said 'no, no, no'
Yes I've been black but when I come back you'll know know know
I ain't got the time and if my daddy thinks I'm fine
He's tried to make me go to rehab but I won't go go go

The man said 'why do you think you here'
I said 'I got no idea
I'm gonna, I'm gonna lose my baby
so I always keep a bottle near'
He said 'I just think you're depressed,
this me, yeah baby, and the rest'

They tried to make me go to rehab but I said 'no, no, no'
Yes I've been black but when I come back you'll know know know

I don't ever wanna drink again
I just ooh I just need a friend
I'm not gonna spend ten weeks
have everyone think I'm on the mend

It's not just my pride
It's just 'til these tears have dried

They tried to make me go to rehab but I said 'no, no, no'
Yes I've been black but when I come back you'll know know know
I ain't got the time and if my daddy thinks I'm fine
He's tried to make me go to rehab but I won't go go go

Celia II

de Sabina Berman:


Karen es una fierecilla abandonada que ni siquiera sabe hablar cuando su tía Isabelle se hace cargo de la industria atunera que acaba de heredar, y descubre con sorpresa su existencia. Gracias al tesón y al cariño de Isabelle, la niña empieza a hablar y va a la escuela, pero se le diagnostica una suerte de autismo funcional. Ello no le impedirá llegar a la universidad o tener ideas brillantes para el negocio familiar, aunque sus comportamientos y puntos de vista chocarán siempre con las ideas establecidas y serán causa de situaciones embarazosas o cómicas. El relato de Karen, más lúcida que muchos de los que la rodean, reivindica la intuición y los sentidos frente a la razón, el derecho a ser diferente. Su particular sensibilidad no siempre es comprendida por los otros. Dura pero frágil, incomprendida y genial.


Karen es una niñita greñuda que no sabe mentir, mira a su tía Isabelle mientras aquella duerme en la hamaca sin saber que esa pequeña cambiará su vida para siempre. Karen es diagnosticada con autismo funcional, y con cada paso que da revela que su mirada del mundo tiene mucho que ver con la autenticidad y la fuerza intuitiva y nada que ver con una discapacidad mental.
A esta niña entrañable la conocí gracias a Sabina Berman, la dramaturga, psicóloga y escritora feminista mexicana que con su más reciente novela "La Mujer que buceó dentro del corazón del mundo", ha tocado el alma de miles en los 30 países donde esta historia ha sido publicada. Una vez tuve el libro en mis manos no pude dejarlo, por momentos cerraba los ojos y podía ver las costas de Mazatlán y sentir el aroma del mar que conmueve y nutre la vida de esta extraña niña que se convierte en adulta excepcional, dedicada a la industria de la pesca atunera. Con cada decisión que toma nos recuerda que el futuro no existe y que es real la posibilidad de dedicar la vida al goce del aquí y ahora sin dañar a otros. (Lydia Cacho en Milenio de hoy)

Celia II
Celia II

WORLD PREMIERE - AUGUST 2011
EDINBURGH INTERNATIONAL FESTIVAL

The Wind-Up Bird Chronicle is an interdisciplinary theatrical production based
on the international best-selling novel by one of Japan’s most celebrated writers,
HARUKI MURAKAMI.

Inspired by Murakami’s visionary style, director Stephen Earnhart (formerly Director of Production for Miramax Films) combines dazzling elements of live performance, live music, puppetry and dance/movement with cinematic (or “cutting edge”) video and audio technology to create a hypnotic "theatre of dreams".

This cross-cultural play has been developed in New York and Tokyo and represents an international collaboration between Western and Asian artists and designers.

Más información en The Wind-Up Bird Chronicle site

Celia II
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El siguió deslizando aquellos diez dedos por cada rincón de mi cuerpo -prosiguió Creta Kanoo-. No dejaron una sola parte por tocar. Yo era incapaz de pensar en algo. Los latidos del corazón, con una lentitud extraña, resonaban violentamente en mis oídos. Había perdido todo autocontrol. Mientras sus manos recorrían mi cuerpo, grité muchas veces. No quería hacerlo, pero otra persona, sirviéndose de mi voz, jadeaba y gritaba a su antojo. Sentía como si todos los tornillos de mi cuerpo se hubieran aflojado. Mucho después, estando yo aún en bruces, me metió algo dentro por detrás. Qué era, no lo sé todavía. Algo muy duro y extraordinariamente grande, pero no era su pene. De eso estoy segura. En aquellos momentos pensé: Tenía razón. Este hombre es impotente.

Fuera lo que fuese, cuando me lo introdujo sentí claramente, por primera vez después de mi tentativa de suicido, el dolor como algo propio. ¿Cómo se lo explicaría? Era un dolor fuerte de toda medida, como si estuvieran partiéndome por la mitad. Pero, me retorcía de dolor y, a la vez, de placer. El placer y el dolor se habían convertido en una sola cosa. ¿Me comprende? Era un placer que nacía del dolor y un dolor que nacía del placer. Y yo tuve que engullirlo como una única cosa. Y, en medio del dolor y del placer, mi carne empezó a rasgarse. No pude evitarlo. Y luego sucedió algo extraño. De mi cuerpo, dividido en dos limpias mitades, empezó a salir algo que ni había visto ni tocado jamás. No sé cuál debía de ser su tamaño. Pero era resbaladizo como un recién nacido. No tenía ni idea de qué podría ser. Había estado siempre dentro de mí y yo no lo conocía. Pero aquel hombre lo había extraído fuera de mi ser.

Quería saber qué era. Me moría por saberlo. Quería verlo con mis propios ojos. Era parte de mí. Tenia derecho. Pero no pude. Aquel torrente de dolor y placer me arrastraba. Yo, que era sólo carne, gritaba, babeaba, sacudía convulsivamente las caderas. Ni siquiera podía abrir los ojos.

Y alcancé el clímax sexual. Pero más que alcanzar una cima tuve la sensación de despeñarme por un alto precipicio. Grité y sentí que todos los cristales de la habitación se rompían. No sólo lo pensé, sino que vi y oí cómo se hacían añicos. Y cómo todos aquellos diminutos pedazos caían sobre mí. Después me entraron unas violentas arcadas. Mi conciencia empezó a debilitarse y mi cuerpo se enfrió. Sé que es una comparación un poco extraña, pero me sentía como unas gachas de arroz frío. Espesas y llenas de grumos. Y cada uno de esos grumos me producían un dolor sordo mientras se dilataba despacio al compás de los latidos de mi corazón.

Extracto de "La Crónica del Pájaro que da cuerda al Mundo" de H Murakami.
Celia II
“Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” se publicó en 1995.4962243518_58749c4c6c.jpg
Este libro es una búsqueda desesperada del sentido de la vida. La personal y la general. De ahí las decisiones radicales de su protagonista y las peripecias, unas “reales” y otras “fantásticas”. Las comillas vienen a cuento de que en realidad los dos tipos de hechos y situaciones son, en el fondo, tan reales como fantasmales. Esto recuerda a escritores como Castaneda, mejor dicho a su mundo, donde se reivindica la realidad de la experiencia, de todo tipo de experiencia, ya sea onírica, o en la vigilia, vivida en el plano cotidiano de la vida, o en planos alterados de consciencia. Y no termina ahí su parecido. En la historia hay un momento en que el protagonista permanece en el fondo de un pozo seco para intentar allí, lejos de los confines cotidianos y en la oscuridad, descubrir el significado de lo que le sucede y le ha sucedido. En Castaneda son determinantes los lugares de poder como alteradores del nivel de consciencia y por tanto reveladores. Y el poder en este sentido del hecho de permanecer tumbado en la tierra y “enterrado” hasta la cabeza un cierto tiempo, ya que la tierra (ese elemento enigmático y omnipresente en la vida, fuente de vida y acogedor de todo tipo de contradicciones, que no sólo está vivo sino que lo demuestra de manera más o menos directa para todo aquel con la suficiente perceptividad).
A Murakami se le etiquetó en Estados Unidos como un “creador de mitos del milenio”. Esta etiqueta está relacionada directamente con su fama de escritor más o menos surrealista. Pero ese término no es exacto, porque todo en sus libros es cotidianamente real y sin embargo aparecen fusionados detalles y situaciones más o menos inexplicables, o mejor dicho sin una aparente lógica externa aunque sí con una lógica interna que es, precisamente, lo que convierte a sus libros en una muestra del enigma de las cosas. Un enigma que nada tiene que ver con relatos de misterio convencionales, sino con una dirección básicamente mítica y filosófica.
Celia II

Me llamó la atención la frase del Dr. Mathes en una cátedra magistral que nos impartía en la facultad, al decir el “tiempo que me queda” y así, siguió haciendo referencia al tiempo en su discurso, medido respecto a su propia vida, su propio parámetro. A todos los historiadores, -me incluyo y esto es un atrevimiento, pues sólo soy una historiadora en ciernes- nos preocupa el tiempo, si no entonces ¿por qué incursionar en este apasionante viaje que es la historia?, apasionante porque para ella el tiempo no es una limitante, al contrario, la historia permite al viajero recorrer los caminos del tiempo en una y otra dirección, en todas las direcciones. Bueno, la historia no tiene límites pero el historiador sí. El límite es nuestra propia vida. De ahí puede surgir la angustia, la ansiedad, el deseo inefable de querer asirse al tiempo.

Recuerdo cuando vivía la “primera mitad” de mi vida, cuando creía que el tiempo era todo mío, cuando me urgía que todo pasara de prisa, para llegar a mi siguiente estación, a mi siguiente puerto; había tanto que recorrer; había tanto que conocer. Ahora me parece que el tiempo se escurre entre mis dedos como arena –en el mejor de los casos- o como agua de mar fresca y juguetona pero imposible de capturar, imposible de retener…. Creo que así se va el tiempo en la “segunda mitad de la vida”. Por eso hay que escoger bien nuestros horizontes, calcular el tiempo de nuestras estadías y saber disfrutar de esas nuestras elecciones, pues sin ese gusto, ¿cuál sería la razón de nuestro viaje? Afortunados somos de haberlo emprendido, disfrutémoslo pues.

Cecilia Peraza.

Celia II

Aceptemos pues que el tiempo se ha terminado. ¿Para qué y cómo? La lógica diría que para volver a comenzar, y el cómo se escenifica a diario. Pero en fin, sustancia del teatro crepuscular donde van borrándose todas las huellas culturales: los Mantos Blancos Templarios, los antes guardianes del Santo Sepulcro y sus caminos, cuya regla fue escrita por san Bernardo, hoy son una facción narca criminal michoacana que vindica la captura del Chango Méndez, su enemigo a muerte —no hay peor enemigo que quien fue el mejor amigo—, antes cómplice.

Si las cosas alguna vez comenzarán de nuevo, entonces ciertos signos que les son cercanos muestran una anticipación. En lo social —aunque lo mismo en todo lo demás— lo más nuevo es lo más viejo, como ocurrió en el encuentro entre Javier Sicilia y Felipe Calderón. Lo que a primera impresión pareció, según las noticias electrónicas, un encuentro demasiado suave por parte del poeta denunciante y sus compañeros, y en cambio una persuasiva explicación presidencial de su estrategia policiaco-militar humanizada por las bromas, los abrazos y los escapularios, vuelta cordial por la ironía transgresora del ¿se puede fumar? y la autorización para hacerlo, reivindica lo esencial para salir de esta hora pública tan oscura: el diálogo, el hablar escuchando al otro, el hablar para convencerlo —y lo que cada quien haga con ello.

El poder formal justificador de decisiones que cree inevitables simplemente porque las toma y la voz libre de los ciudadanos doloridos, afectados, confrontándose con autocontrol por un lado, y con énfasis explicativos y gesticulantes por el otro, con un presidente defendiendo sus políticas, vehemente y franco, delante de interlocutores cuya adusta seriedad, si hubiera sido más amarga y dura, se habría comprendido. Pero cuya suavidad amable introdujo una atmósfera inesperada por parte de los miembros del Movimiento por la Paz. Y sin embargo.

Se dijo todo lo que se quiso decir. El encuentro de Chapultepec es, seguramente, el mejor acto público de Calderón. La espontaneidad y horizontalidad visibles frente a todos mostraron el rostro personal y la capacidad retórica y discursiva de un presidente tan haiga sido como haiga sido. Y con un toque de drama histórico: saber, y mencionarlo, que va a pasar a la historia por el número de muertos tenidos en el régimen y no por otra cosa: hospitales, carreteras, avances.

La decisión de enfrentar el crimen organizado y al narco con precipitación, sin preparar antes un plan maestro y un mínimo acuerdo público, sin negociar políticamente con partidos y grupos de poder, sin cortar los flujos monetarios de los delincuentes, sin combatir la impunidad a fondo —acciones que dicta el sentido común—, no ofrece una decorosa, segura salida. La caja de Pandora está abierta y no podrá Calderón cerrarla en lo que queda de gobierno.

Las propuestas de quienes sí las tienen son lo más interesante del tema, pensando en la construcción de una cultura común de la resistencia y la victoria frente a la depredación y los depredadores, frente al mal y su crueldad, frente al materialismo demoníaco. Frente a la vida como es, una jungla irreparable, según el pensamiento cínico posmoderno. “El infierno son los otros”: ¿te acuerdas, Sartre?

Dice Peter Sloterdijk que la lección principal de las ciencias antropológicas es que al colapso de los grandes formatos todo se reconstruye desde los pequeños grupos, estructuras horizontales y versátiles, atentas pero plásticas, bolas sicoacústicas que operan al modo de la comedia del arte: como una pequeña compañía. No se pierda de vista que esto es una descripción escénica, que el mundo y sus sucesos son un teatro. A diferencia de la uniformidad vestimental de la alta burocracia, hierática e inexpresiva, Javier Sicilia asiste cargado de escapularios, con un abrigo de piel y un sombrero que ya le son característicos, a la manera de un caminante echado a andar como lo ha hecho.

Su oratoria es descolocante, inesperada (para pedir un minuto de silencio recita a Sabines), puede ser metafórica, alusiva o directa como una daga. No teme ser emocional y sensible al expresarse, porque el origen de su testimonio social lo es. No tiene nada que ver con la lengua de madera de sus interlocutores, a excepción del único que habla de ese lado, el presidente. Su lenguaje en parte está hecho, es un texto escrito por él, y en parte se va haciendo con las circunstancias. Es declaradamente apolítico y usuario de términos hasta ayer impensables en el debate público: humildad, perdón, consuelo, términos de un creciente plural mexicano.

Y otros más del pequeño formato, tan claridosos y directos como Sicilia, también legitimados por su dolorosa experiencia y dignificados por su perseverante valentía: María Herrera, Norma Ledesma, Araceli Rodríguez, Julián le Barón, Salvador Campanur Sánchez. Una narrativa pública que cura o puede hacerlo. Lo primero es nombrar las cosas. Así se entienden de otra manera, se vuelven a conocer. Corrección de las denominaciones. Otra narrativa política y cultural en el Alcázar del Castillo, lugar simbólico y acaso de buen augurio para una eventual reconstrucción nacional.

Toda huella que se borra es un respiro, una promesa más o menos realizable de una posibilidad distinta. La gramática de la pertenencia es escucharse juntos, dejar de escucharnos a nosotros cuando escuchamos a los demás. ¿Es inútil creer que ésta es la esencia de la política y que sólo requiere hacerse colectiva?

2011-07-01 • CULTURA - Milenio diario

ELITISMO PARA TODOSFernando Solana Olivares