La historia en breve - Ciro Gómez Leyva
2009-09-15•Al Frente
Algunas cosas, dice el Nobel J.M. Coetzee, no es bueno leerlas ni escribirlas.
Preferiría no escribir sobre esto, pero después de leer ayer el artículo de Lydia Cacho prefiero hacerlo. Cuenta que soldados del Ejército mexicano levantaron a tres personas en Ciudad Juárez para torturarlas y soltarlas a media carretera cinco días después. Concluye: “¿Cuántas desapariciones forzadas se necesitan para que una sociedad reaccione?”.
El jueves recibo en mi oficina del diario a una persona que me quiere mostrar un video. Es un videoclip, casero pero bien editado, en donde aparecen todavía con vida 12 policías federales: 11 hombres, una mujer. Rostros que, aun muertos de miedo, no pierden la dignidad. La banda sonora es un narcocorrido a todo volumen, con metales y una voz chillona. La voz canta que esos 12 se metieron con La Familia michoacana y van a pagar. Julio de 2009, el fin de semana de la captura de Arnoldo Rueda, La Minsa. Y de la contraofensiva de La Familia y su máximo logro: la captura y ejecución de 12 federales, “12 chapulines”, canta el cantante.
Hay un largo close up a la mujer policía que ha sido violada. Sube la música endiablada. Uno a uno, corte a corte, van apareciendo los cuerpos torturados, hechos pedazos, vivos. El remate son las tomas de los 12 cadáveres: primero en ese maldito cuarto, después en la carretera.
La persona recoge el video que, me dice, la propia Familia subió a You Tube, donde permaneció unos minutos el martes 14 de julio. ¿Cuántas imágenes así se necesitan para que una sociedad reaccione?
No tengo respuesta. Doce federales. No pierden la dignidad. El largo close up de la mujer policía. Doce cadáveres martirizados en ese maldito cuarto.
2009-09-15•Al Frente
Algunas cosas, dice el Nobel J.M. Coetzee, no es bueno leerlas ni escribirlas.
Preferiría no escribir sobre esto, pero después de leer ayer el artículo de Lydia Cacho prefiero hacerlo. Cuenta que soldados del Ejército mexicano levantaron a tres personas en Ciudad Juárez para torturarlas y soltarlas a media carretera cinco días después. Concluye: “¿Cuántas desapariciones forzadas se necesitan para que una sociedad reaccione?”.
El jueves recibo en mi oficina del diario a una persona que me quiere mostrar un video. Es un videoclip, casero pero bien editado, en donde aparecen todavía con vida 12 policías federales: 11 hombres, una mujer. Rostros que, aun muertos de miedo, no pierden la dignidad. La banda sonora es un narcocorrido a todo volumen, con metales y una voz chillona. La voz canta que esos 12 se metieron con La Familia michoacana y van a pagar. Julio de 2009, el fin de semana de la captura de Arnoldo Rueda, La Minsa. Y de la contraofensiva de La Familia y su máximo logro: la captura y ejecución de 12 federales, “12 chapulines”, canta el cantante.
Hay un largo close up a la mujer policía que ha sido violada. Sube la música endiablada. Uno a uno, corte a corte, van apareciendo los cuerpos torturados, hechos pedazos, vivos. El remate son las tomas de los 12 cadáveres: primero en ese maldito cuarto, después en la carretera.
La persona recoge el video que, me dice, la propia Familia subió a You Tube, donde permaneció unos minutos el martes 14 de julio. ¿Cuántas imágenes así se necesitan para que una sociedad reaccione?
No tengo respuesta. Doce federales. No pierden la dignidad. El largo close up de la mujer policía. Doce cadáveres martirizados en ese maldito cuarto.