No cabe duda, cada vez lo sentimos más cerca. Y no duele tanto lo duro como lo tupido. Primero eran "narquillos", ahora resulta que eran 2 estudiantes de excelencia del Tec de Monterrey. ¿Cuántos más se tienen que morir? ¿Cuántos jóvenes, atravesados por balas que al final ni eran para ellos? ¿Cuánto nos queda de país para heredarle a nuestros hijos?
Me siento muy triste y muy decepcionada.