de Sabina Berman en Proceso
MÉXICO, D.F., 1 de febrero.- El pasado viernes 20 de enero, el presidente nos preguntó a los ciudadanos qué nos pasa, que nos ve poco animados. Que parecemos tristes, que no compramos refrigeradores ni automóviles nuevos, para reactivar la economía, que no invertimos en el futuro, que dudamos del porvenir, y nada más hablamos de cosas funestas. Es porque los diarios escurren sangre, dijo el presidente, y no publican también las buenas noticias.
No sé, puede ser, señor presidente, que sea un asunto semántico. Que sea porque hace 10 años nuestras palabras predilectas eran democracia, crecimiento económico, reformas, vamos a sacar de México a patadas a las víboras tepocatas; y hoy nuestras palabras más reiteradas son explosión, descabezados, secuestro, extorsión, crueldad y robo, degollados, acribillados, ahorcados, levantados, encajuelados, y demás figuraciones de la muerte y el saqueo.
No sé, puede ser, señor presidente.
Aunque puede ser de más largo aliento nuestra tristeza. Puede ser que hace 10 años los ciudadanos y la oposición de izquierda y la de centro-derecha coincidimos en un diagnóstico del país: México tenía cuatro taras, cuatro pecados sociales, legado de un siglo de PRI. La corrupción de los gobernantes. Un sistema de justicia que era una farsa. Una policía en contubernio con el crimen. La incapacidad de los gobiernos para sostener un proyecto de desarrollo, que durara más de un sexenio, para llevar al país al Primer Mundo.
La coincidencia en el diagnóstico nos causó a los ciudadanos euforia. Estábamos por fin en acuerdo con algunos políticos. La euforia nos llevó a la gran mayoría a poner nuestros votos por sacar al PRI de la Presidencia. El primer presidente no priista nos pareció que abría la puerta hacia un siglo de democracia y prosperidad. ¡Un siglo! Sentimos ante la largueza del porvenir una serenidad alegre. Entonces empezó nuestro desencanto, señor presidente.
Puede ser que por eso nos ve malhumorados, señor presidente. Seré franca, por eso estamos incluso resentidos. A diario tropezamos con esas MISMAS taras, y no logramos realizar nuestros planes personales sin que esos pecados nos desvíen.
Ahora que se acercan elecciones en seis estados y que de la elección presidencial dista un año y medio, usted nos culpa a nosotros de desánimo, de no querer invertir en nuevos refrigeradores y licuadoras, y para irritarlo a usted más, de que una mayoría de nosotros no vaya a votar por los panistas. Vaya, que incluso una mayoría de esa mayoría vaya a votar por el PRI. “El regreso del PRI (con sus pecados no expiados) sería una tragedia”, nos advirtió usted hace un mes.
Pues sí. Pero considere usted nuestra opción. O votamos por “la tragedia del regreso del PRI” o votamos por el PAN, con su buena voluntad abstracta y su guerra puramente destructiva, o votamos por la izquierda, si es que logramos adivinar su logo, porque anda pulverizada en demasiadas facciones.
Por eso nos ve preguntando: ¿aparte del PAN no habrá pastel? Y como hasta ahora no hay pastel, es que andamos tristísimos, señor presidente.
Extracto de un artículo de Sabina Berman que puedes leer completo aquí.
El sentimiento nacional es definitivamente de desánimo colectivo. ¿Ustedes cómo lo perciben?
excelente artículo y un sentir que predomina en muchos de nosotros.
Me siento triste cuando pienso en mi país, qué triste verdad?
Amigas: no quisiera contagiarme de esa tristeza que se respira en mi país, pero creo que de alguna manera me pega. En estos momentos vivo sentimientos muy ambivalentes, por un lado la preocupación, el desencanto y la frustación de todo lo que pasa violencia, insultos, racismo,etc. y por el otro amo a mi país y sé que estamos tocando fondo y que un buen día vamos a salir deesta crisis, con tanta gente valiosa y comprometida, tenemos que salir adelante!!!
si es un sentir muy propio que al igual de tantos que no perdono el sinismo con el presidente dice que todo estabien cuando la realidad es otra.al observar que vecinos no pueden pagar renta si como hacerlo si lo hacen no comen. porque salen de sus casas esos politicos que solo extraen la vida del pueblo que son traicionados por sus dirigentes con trozos de manteca,perdon por las palabra pero es necesario que nos unamos
Estoy de acuerdo contigo Miguel Angel, tenemos que unir fuerzas y hacer algo,ya basta de quejarnos solamente, hay que actuar y ser propositivos, o ¿nó?