Celia II
El asesinato de Rodolfo Torre Cantú en Tamaulipas confirma una vez más que el principal logro de la transición y la democracia electoral se agotó. ¿Y ahora qué?

La democracia es rigurosa. Para funcionar apropiadamente requiere de un mínimo de seguridad económica y física. Hace 10 años hubo alternancia en la Presidencia y seguimos siendo un país de pobres y multimillonarios, mientras que la violencia obnubila el entendimiento. A Torre Cantú lo ejecutaron ¿por lo que había hecho o por lo que quería hacer? Nunca lo sabremos. En lugar de certidumbres nos abrumarán con versiones encontradas que serán los tabiques para edificar la capilla a la Santa Impunidad, hermanastra de la Santa Muerte.

En el 2000 creíamos que llegábamos al Olimpo de las elecciones confiables, en el 2006 nos desengañamos y en el 2010 observamos azorados cómo los comicios son controlados por unos cuantos. No nos engañemos. Los ciudadanos somos comparsas de los grandes electores: las burocracias de los partidos, los gobernadores, algunos empresarios y sindicatos, el crimen organizado. Pelean con tanta ferocidad porque se juegan cargos, presupuestos y negocios. No hay
equidad, control sobre el dinero o certidumbre pues los órganos electorales están sometidos o atemorizados. Y ahora vemos cómo la urna es la versión moderna de la piedra de los sacrificios.

Toda proporción guardada, estamos de regreso a los inicios de la transición. Los inconformes tenemos tres caminos: tomar las armas, seguir confiando en que la redención llegará de alguna manera por medio del voto o empeñarnos en la defensa cotidiana de los derechos en condiciones adversas. Desecho la violencia y en las condiciones actuales seguiré anulando mi voto. Sería de masoquistas seguir concentrándonos tanto en las elecciones cuando la democracia también se
construye de otras maneras. Nos queda el compromiso permanente.

Celia II
El de ayer tiene los visos de ser un crimen contra la política, el grito victorioso de un grupo ensoberbecido que le dice a los políticos (y seguramente también a otra banda de narcos y extorsionadores): la plaza es nuestra, cabrones.
Ciro Gómez Leyva- Milenio Diario - 29 / 06 / 2010.


Celia II

En febrero de 2005 fui a Guerrero para cubrir una elección de gobernador. Al día siguiente de los comicios abrí las páginas de un diario local y, perdida en un rincón, encontré una notita que me atrajo: “Garrapatas no votó otra vez”.

Garrapatas… Se trataba de un pueblito sumido en la desolación rural, ubicado a un par de horas de Acapulco. Sus 313 habitantes sobrevivían en la miseria y abandono: cuatro de cada diez eran analfabetos (INEGI); nueve de cada diez labraban el campo para no morir de hambre; nueve de cada diez carecían de servicios de salud; ocho de cada diez viviendas tenían piso de tierra; ninguna tenía baño; ninguna agua; cuatro de cada diez usaban desechos y cartón como techo; en ocho de cada diez se usaba leña para cocinar. El grado de marginación era “muy alto” (Conapo)…

En la sábana electoral del IFE, que encontré pegada en un muro a la entrada del pueblo, leí: “PRI: 0 votos. PRD: 0 votos. PAN: 0 votos”. Por tercera vez consecutiva desde 2003, los garrapatenses habían decidido no votar. Los campesinos, con centellantes miradas de dignidad, me explicaron: “Desde siempre estamos olvidados de los gobiernos. Hasta nunca vamos a votar”. Regresé en 2006, luego de la elección presidencial, y hallé lo mismo: “Andrés Manuel López Obrador: 0 votos. Felipe Calderón: 0 votos. Roberto Madrazo: 0 votos”.

—Ya van cuatro elecciones que no votan… —me dirigí a los hombres y mujeres de huaraches y ropas roídas, padres, madres, y abuelos de niños semidesnudos con vientres abultados.

—¡Ni votaremos! Los políticos ya ni siquiera vienen a engañarnos en las campañas…

Era como si Ensayo de la lucidez (que curiosamente yo leía en ese tiempo), la estupenda novela de José Saramago en la cual los habitantes de una capital ficticia votan mayoritariamente en blanco y trastornan al régimen político, empezara a germinar en México. Y de alguna manera, así era, así es: no sé si Garrapatas era saramaguiano o Saramago estaba garrapatizado, pero en México quienes no votan y quienes votan en blanco en cada elección (por las razones que sean: hartazgo, indiferencia) desprecian al sistema político, y son mayoría en este país. Son mayoría con relación a los sufragios que consigue cualquier partido ganador en la elección que usted elija, y en general también son mayoría con relación a quienes sí sufragan.

No votar, o mejor, votar en blanco, es un lúcido acto saramaguiano y garrapatense de rechazo hacia esta generación de políticos mediocres, corruptos, cínicos, y egoístas (hay excepciones, por ejemplo policiales y militares) que gobiernan ineficazmente nuestros municipios, estados y país…

Doble Fondo -

Juan P. Becerra-Acosta - Milenio Diario 21/06/2010

Celia II
El anatomista, la novela con la que Federico Andahazi ganó la última edición del premio Fortabat, acaba de ser publicada por editorial Planeta. En esta entrevista, el autor revela el secreto de un descubrimiento que, aún hoy, enciende los rubores del escándalo.

Mateo Colón ocultaba bajo su escalpelo el estigma de lo revulsivo. Si en el siglo XV Cristóbal Colón había ahuyentado a las bestias fantásticas cuyos lomos formidables sostenían un mundo cuadrado con mares en ángulo recto, tiempo después había llegado el momento de que un anatomista italiano del mismo apellido subvirtiera no sólo el mapa del cuerpo humano sino también la geografía del amor y hasta las ajadas cartas de navegación de la moral. Aún hoy su nombre agita tempestades. Mateo Colón y su descubrimiento son la perla de El anatomista, la novela de Federico Andahazi que Editorial Planeta acaba de publicar en la Argentina.

Espero que todas hayan recibido su copia por correo @, si no es así, comuníquense.

Celia II

3. Saramago, crítico de la Biblia.
La última obra de Saramago, Caín, fue una crítica muy dura contra la Biblia, y en particular contra el Antiguo Testamento. La obra de Saramago irritó sobremanera a la Iglesia Católica, aunque el propio Saramago consideró que los judíos, más que los católicos, son quienes más debieran estarlo.
Pero Caín no es un simple panfleto ateísta. Es más bien, un alegato de quien, buscando la justicia en la tierra, no consigue entender episodios, ciertamente terribles, de la justicia divina que aparecen relatados en la Biblia. Sobre esta obra, Saramago opinó que:

la jerarquía eclesiástica se ha pasado años interpretando la simbología de la Biblia, pero se ha olvidado del contenido real, que, en su opinión, muestra un Dios cruel que toma decisiones arbitrarias.

"Dios no es de fiar", insistió el premio Nobel de Literatura. "No me interesa nada la lectura simbólica. Me interesa la letra del texto: la Biblia es un manual de malas costumbres, crueldad infinita, incestos y carnicerías".

"Caín" sigue la línea abierta por Saramago en 1991 con "El Evangelio según Jesucristo", una de sus novelas más polémicas.

En este caso, partiendo de la historia entre Caín y Abel, el escritor muestra su particular visión sobre algunos de los episodios más significativos del Antiguo Testamento: el abortado sacrificio de Isaac por Abraham, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la batalla de Jericó o el diluvio universal, entre otros.

"Todos creen haber leído la Biblia, pero no la hemos leído. La lectura simbólica está hecha para mentir", añadió. "La historia de la humanidad es la historia de la muerte del hombre. El hombre siempre está muriendo".

Saramago precisó que la lectura de "Caín" no está reñida con la fe la gente, que, dijo, respeta en lo más profundo.

Y es que, en esta obra, equivocada o no, lo que late es la pasión por la verdad:

no se debe permitir que la verdad sea ofendida todos los días por los presumibles representantes de Dios en la tierra, a quienes en realidad sólo les interesa el poder

Algunos discrepamos de esta obra de Saramago y estimamos que en su crítica no concede la relevancia necesaria a los Salmos y los Profetas. Pero lo que no podemos es negar que aquí, como en el resto de su obra, Saramago no quiere calumniar. Aquí, como en el resto de su obra, Saramago de forma abierta, con nobleza, grita por la justicia.

Se nos ha ido un hombre honesto.
José Saramago, requiescat in pacem

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Celia II

Perras amigas, les juro que me propuse encontrar un extracto de este ensayo que las motivara a leerlo YA! Pues me costó mucho trabajo, y todavía no acabo de digerirlo, así que elegí el cachito que más me latió (a lo mejor por lo cercano) y se los puse en el blog. De cualquier modo, honestamente creo que vale la pena leerlo todito (no tiene desperdicio) y hasta varias veces, porque tiene mucho que decir esta chica que nos ve desde fuera. ¿Así somos? ustedes que piensan...

Artículo tomado de la revista Letras Libres de junio 2010, que pueden leer completo aquí.

La esquina de la avenida Sinaloa es, a las diez de la noche, un lugar de ruido y confusión donde circulan, en inacabable chirriar de llantas, las Hummer, las Lobo, las Pathfinder y otras camionetas lujosas, muchas nuevas y sin placas. Sus dueños exhiben, además de motores potentes, una grandísima y banal destreza para ejecutar sobre el asfalto todo tipo de suertes. En esta Babel motorizada los corridos del narcotráfico suenan desde las bocinas de costosos estéreos habilitados para el reventón.

Es sábado y quedé de ver al periodista Francisco Cuamea –secretario particular de Manuel J. Clouthier C. y ex subdirector de Noroeste– en un café cerca de donde, se dice, está la casa de un poderoso narcotraficante. Estoy esperando en compañía de dos comunicólogas con quienes vi la función del grupo Delfos Danza, fundado por Claudia Lavista y Víctor Manuel Ruiz, cuando me señalan a dos muchachas de pelo oscuro, largo, muy lacio, y ropa entallada. Bajan ágilmente de una camioneta blanca atravesada a medio camellón, descuelgan una manta con la fotografía de un joven que cumple años, y la doblan al tiempo que el conductor de otra camioneta –negra, lujosa y de rines alzados– se estaciona para saludar obstruyendo la circulación del carril izquierdo. Un convoy de soldados pasa cerca de los vehículos en flagrante violación de tránsito. “¿Tú tienes miedo?”, me pregunta Gloria Cuamea. Niego con la cabeza al notar que no he sentido temor en todo el viaje. “El miedo no existe en Culiacán como se lo imagina la gente. La vida no se detiene”, comenta. “Hay que verlo, las muchachas andan tranquilas de noche.” Sin embargo, a ella le tocó una rafagueada frente a su casa: “Vi como morían dos policías, vi sus estertores.”

“¡Pero si son unos escuincles!”, exclamo ante lo que parece un inofensivo pandemónium adolescente protagonizado por un centenar de vaqueritos antisociales, aunque lleven camisas Ed Hardy o gorras en vez de sombreros, con carros de nuevos ricos adaptados para jugar a los arrancones en los altos. Uno de esos jóvenes rechina llantas durante quince segundos mientras ejecuta una “aguilita”. Varios montan su vehículo en el camellón y beben Buchanan’s. ¿De la marca de este whisky podría proceder el vocablo buchones que designa a la “infantería” del narco? En todo caso, es una palabra de la sierra sinaloense. Me río sin alegría, casi sarcástica. ¿No era esto lo que, al morir Franco, llamaron los españoles “tomar la calle”? Un psicoterapeuta sinaloense lo definió con un anglicismo: “Es conducta aspiracional.”

Magali Tercero, Letras Libres junio 2010. ¡NO SE LO PIERDAN!

Celia II
¡GAAAANAAAAAMOOOOS!

LA OLA °º¤øº¤ø
MEXICO ø„¸¸„ø¤º°¨MEXICO¸„ø¤º°¨ ¨°º¤øº¤ø mexico
mexico¸„ø¤º°¨¨°º¤øº¤ø mexico
ø„¸¸„ø¤º°¨MEXICO¸„ø¤º°¨¨°º¤øsigue la
ola!º¤ø„¸¸„ø¤º° PASALA!!.......

PD. "Little green pea" es ahora el más popular mexicano en el extranjero.
Celia II


Amor:
Una posibilidad remota para Rosa, que hipoteca su vida para pagar unos hijos que no puede disfrutar.
Una memoria triste para Cristina, superviviente de una relación catastrófica con el sexo y las drogas.
Un recuerdo borroso para Ana, que se pasa el día llorando en casa.

Curiosidad: La última esperanza. ¿Hay otra vida más allá de los confines del día a día, de los escasos metros de refugio que proporciona un despacho de oficina, una casa de diseño o un bar tecnificado?

Prozac: Veinte miligramos diarios que bloquean los puntos del cerebro donde se conectan las ideas y los sentimientos.

Dudas: ¿Es posible sobrevivir al naufragio?

Lucía Etxebarría ha construido una novela sobre la dificil búsqueda de la identidad femenina al margen de convenciones absurdas y estereotipadas, con un estilo personalísimo, esculpido a golpe de guiños y ambivalencias en el lenguaje de lo cotidiano.
Celia II

En internet hoy hay un caos de información ¿Cómo decidir cuál es la correcta, la información buena?

Eche un vistazo a los periódicos. Muchos tienen problemas, incluso los grandes como The New York Times. ¿Por qué? Internet ofrece información gratis. Pero también hay una gran cantidad de ruido. ¿Cómo van a sobrevivir los medios de comunicación en el futuro? Tienen que proporcionar un producto llamado criterio. Es algo que no pueden ofrecer los idiotas. En el futuro consultarás las noticias en tu reloj de pulsera. Pero si quieres saber algo con detalle, fuera de la influencia de los excéntricos y chiflados, necesitas confiar en alguien. Si quieres operarte o entrar en una universidad, necesitas información real. Por tanto, el criterio es lo que muchos medios de comunicación tendrán que ofrecer. En este futuro, los perdedores serán los intermediarios. Un agente de Bolsa no va a ganar dinero sólo haciendo operaciones. Todo el mundo podrá hacerlas en el mercado y casi gratis. Para ganarte la vida, tendrás que ofrecer criterio. Explicarás a tu cliente: tengo 50 analistas trabajando para mí, entienden este mercado, este otro, así que si inviertes conmigo, tengo a 50 detrás. Hoy puedes comprar una casa en Manhattan a través de Internet, de principio a fin. ¿Quién necesita un agente inmobiliario? Si quieres saber dónde están los buenos colegios, si el sistema sanitario es bueno, el índice de criminalidad, tienes que hablar con alguien, y ese será un buen agente. El intermediario tiene los días contados, a menos que ofrezca experiencia, criterio y talento.

Fragmento de la entrevista a Michio Kaku, en El País Semanal.

Michio Kaku ocupa la cátedra Henry Semat de Física de la Universidad de Nueva York.

Nacido en California hace 63 años, es un conocido divulgador y autor de ‘best-sellers’ como ‘Hiperespacio’ o ‘La física de lo imposible’.

Leer la entrevista completa
aquí.