Celia II
Los resultados del estudio arrojan varias sorpresas.

La primera es el profundo individualismo. En proporción abrumadora los mexicanos creen en sí mismos más que en el país donde viven.

Todo o casi todo lo esperan de su propio esfuerzo, poco o nada de la calidad política, económica o social de la nación que han construido.

A falta de un sueño común o una visión solidaria que vincule los destinos individuales, los mexicanos tienden a poner sus sentimientos de pertenencia en la familia.

No existe más, si alguna vez existió, algo parecido a un sueño o una aspiración común, un sueño mayoritario que comparta siquiera la mitad más uno de los mexicanos. Se diría que la unidad nacional ha volado en pedazos.

La apuesta al propio esfuerzo y el refugio en la familia como mundo nuclear, dibuja, con fuertes trazos, la imagen de un ciudadano que desconfía correlativamente de sus elites dirigentes, en particular del gobierno, y mira hacia el país con un sentido crítico acusado que incluye el resentimiento de creerlo un país rico y no haber recibido suficiente de él.

La confianza casi irrestricta en sí mismo y la desconfianza radical en el Estado y sus instituciones arrojan el perfil de lo que provocativamente hemos llamado un liberal salvaje, queriendo decir con ello que estamos frente a un ciudadano que no reconoce en el fondo otro ethos que el del bienestar personal y familiar, ni otro derecho que el de resolver su vida con los medios a su alcance, perjudiquen éstos o no a su comunidad y a su nación.

¡Guau! La verdad es que yo si me siento retratada aquí. ¿Cómo se ven ustedes a este respecto?
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3 Responses
  1. Yo también me siento retratada en este artículo, yo creo que nuestro "pequeño país" es nuestra familia y amigos, el medio en el que nos desarrollamos. En ellos si podemos confiar, sabemos que tenemos inquietudes en común y nos sentimos comprendidos; son ellos pues nuestra pequeña "unidad nacional".A ellos sí podemos "pedirles cuentas".
    No hay,por lo menos para mí, un sólo gobierno, gobernante, senador ni diputado que se ponga en nuestro lugar y que quiera de verdad buscar nuestro bienestar, y creo que nadie nos sentimos representados con estas gentes que arman circos vergonzosos, que se ausentan o que simplemente no van pero siempre cobran su dieta.
    Que triste.


  2. Graciela VC Says:

    Es una lástima que estemos tan desarticulados como nación, que no tengamos un sueño común, no tenemos líderes a quién unirse, todo es desconfianza y lo que nos beneficie a cada uno en su propio núcleo. Poco se podrá hacer como país si no se da un cambio real o mejor dicho si no provocamos un cambio de verdad.

    Saludos


  3. Cecy W Says:

    Definitivamente yo también me siento retratada... y sin embargo he visto un destello de que podemos unirnos. Desgraciadamente esto ocurrió en aquél terremoto que destruyó a México. Me pregunto... tendremos que tocar fondo y como dice Xavier Velazco, "al tocarlo no estar conforme porque todavía podemos escarbar" para poder tener una meta común, ser una nación?. Por lo pronto el No + sangre puede funcionar...