Celia II
Sergio Aguayo / junio 23, 2009.

La Italia de Berlusconi nos recuerda que no somos el único país que padece estos males (el divorcio total entre ética y política). Lógicamente, han surgido propuestas como la de la filósofa española Adela Cortina, quien considera que el radicalismo del siglo XXI consiste en "emprender en todos los ámbitos e instituciones una revolución ética".

Según esta pensadora, los ciudadanos "tienen en sus manos la posibilidad de ser los verdaderos protagonistas de una nueva ética basada en los conceptos de dignidad, felicidad, compromiso y diálogo". La revuelta anulacionista es un esfuerzo por sacudir las conciencias y lograr que quienes gobiernan en nuestro nombre incorporen el bien común en sus consideraciones.

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