Celia II
Sergio Aguayo Quezada / Reforma / 03 - junio - 2009

Si los candidatos no me convencen, anularé mi voto escribiendo en la boleta el nombre de Esperanza Marchita. A esa conclusión llegué después de revisar los hechos y reconocer que me siento un ciudadano agraviado por la clase política.

Tardé un año en reconciliarme con la idea de anular mi voto. El primer paso fue rendirme ante la evidencia: la degradación de los partidos políticos no es anécdota pasajera; están fundidos con las redes de intereses corruptos que nos exprimen y maltratan. Se salvan personas, grupos e instituciones, pero son incapaces de modificar el quebranto ético y la mediocridad.

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