Celia II
  • De Martín Bonfil Olivera en Milenio Diario. 2011-03-02•Tendencias

Había una vez una especie animal que logró desarrollar una extraña habilidad: el lenguaje. A través de él pudo compartir información sobre su medio y sus pensamientos.

Se detonó así el desarrollo de la cultura: al compartir experiencias y transformarlas en conocimiento, nuestra especie trascendió las limitaciones de la biología y descubrió un nuevo nivel de evolución: el cultural. Pero este desarrollo requirió un nuevo invento: la escritura. Ello implicó la aparición de una serie de tecnologías de escritura y de elaboradas técnicas para descifrar lo escrito: la lectura.

Leer es un proceso tan complejo que desarrollarlo costó siglos. Se requieren años de escuela para convertirse en lector elemental; pero ser verdaderos lectores, capaces de leer de corrido libros completos, libros profundos, es algo que sólo logra un porcentaje muy pequeño de la población.

Hoy damos un nuevo paso: construimos computadoras, las conectamos a la web y creamos las redes sociales —Facebook, Twitter— que han cambiado por completo nuestros hábitos socioculturales y de lectura.

En su fascinante libro z (Taurus, 2011), el escritor y analista Nicholas Carr propone una tesis preocupante: la plasticidad de nuestro cerebro, junto con las características de internet (inmediatez, brevedad, superficialidad, abundancia) están haciendo que ese logro de siglos de evolución cultural, la lectura profunda, se pierda. A cambio de la habilidad de prestar atención a decenas de cosas simultáneamente, es posible que estemos sacrificando la capacidad de concentrarnos largamente en una sola.

En lo personal, mi uso de las redes sociales ha resultado útil e interesante, pero muy adictivo. Mi productividad ha bajado, pero la información y contactos a mi alcance crecieron exponencialmente. Aún no sé si gano más de lo que pierdo….

Ya veremos si en cinco o 10 años las seguiremos usando. Y veremos también si los temores de Carr se cumplieron. Entre tanto, mientras twitea a todo vapor y siente que el tiempo cada vez le rinde menos, pregúntese: ¿cuándo fue la última vez que leyó un libro completo?

1 Response
  1. ivonne Says:

    toda la razon, preocupante la incapacidad de las nuevas generaciones (nuestros hijos) de discernir tanta informacion, de decidir entre tantas opciones, de no saber esperar con paciencia......