No sé ustedes, pero yo cada vez estoy más convencida de que a nuestra generación le tocará remontar una ola gigantesca que apenas estamos empezando a ver subir. O nos subimos y aprovechamos el empujón, o nos dejamos revolcar por ella. Tenemos poca conciencia de la dimensiones del problema que se nos viene encima, ahora es el económico, pero hay muchas otras cuentas pendientes, la ecológica por ejemplo, que están por pasar a cobrarnos. ¿Quién las cobra? Dios, la naturaleza, la historia... ?

Es probable que a nosotros solo nos toque la ola, pero a nuestros hijos seguro les tocará vivr con lo que dejemos tirado después de todo esto. Y es por ellos que estamos comprometidas a impedir, con todos los recursos a nuestro alcance, que el mundo se convierta en algo invivible. 

El primer presidente negro de los Estados Unidos convoca a los países más ricos del mundo a intervenir. En Francia, cientos de miles de personas salieron a la calle a exigir a su gobierno que tome medidas contundentes para enfrentar la crisis. En Culiacán, vivimos en una ciudad tomada de muchas maneras  por la cultura del narco, con miedo, siempre un paso atrás para no llamar demasiado la atención, para no provocar a nadie que no sabemos como vaya a reaccionar... (Son escenarios a veces hasta surrealistas, casi apocalípticos) Todo esto me ha conmovido en los últimos días, y es por eso que intento compartirlo.

¿A nosotros que nos toca hacer amigas? CG.  Este es el link del artículo en El País: