Celia II


* Hacíamos el amor compulsivamente. Lo hacíamos deliberadamente.
* Lo hacíamos espontáneamente. Pero sobre todo, hacíamos el amor diariamente. O en otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles, hacíamos el amor invariablemente. Los jueves, los viernes y los sábados, hacíamos el amor igualmente. Por últimos los domingos hacíamos el amor religiosamente.
* O bien hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera intención y en última instancia, por no dejar y por si acaso, como primera medida y como último recurso. Hicimos también el amor por ósmosis y por simbiosis: a eso le llamábamos hacer el amor científicamente. Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí: es decir, recíprocamente. Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo y yo, con el miembro convertido en un músculo fláccido no podía llenarla, entonces hacíamos el amor lastimosamente.
* Lo cual no tiene nada que ver con las veces en que yo me imaginaba que no iba a poder, y no podía, y ella pensaba que no iba a sentir, y no sentía, o bien estábamos tan cansados y tan preocupados que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo.
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Decíamos, entonces, que habíamos hecho el amor aproximadamente.
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# O bien Estefanía le daba por recordar las ardilla que el tío Esteban le trajo de Wisconsin y que daban vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina, y yo por mi parte recordaba la sala de la casa de los abuelos, con sus sillas vienesas y sus macetas de rosasté esperando la eclosión de las cuatro de la tarde, y así era como hacíamos el amor nostálgicamente, viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.
# Muchas veces hicimos el amor contra natura, a favor de natura, ignorando a natura. O de noche con la luz encendida, mientras los zancudos ejecutaban una danza cenital alrededor del foco. O de día con los ojos cerrados. O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia. O viceversa. Contentos, felices, dolientes, amargados. Con remordimientos y sin sentido. Con sueño y con frío. Y cuando estábamos conscientes de lo absurdo de la vida, y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro, entonces hacíamos el amor inútilmente.
* Para envidia de nuestros amigos y enemigos, hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente. Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente. Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente.
* Para alegría de los psiquiatras, hacíamos el amor sintomáticamente. Y, sobre todo, hacíamos el amor físicamente.
* También lo hicimos de pie y cantando, de rodillas y rezando, acostados y soñando. Y sobre todo, y por simple razón de que yo lo quería así y ella también, hacíamos el amor voluntariamente. "
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7 Responses
  1. Anónimo Says:

    WOW!.....ME ENCANTO!!
    volé....jajajaja
    guess who?


  2. Divertido, irreverente, congruente, original, profundo, realmente BUENO!

    Two Thumbs Up!


  3. Delia Gámez Says:

    Que bárbaro Celia de donde lo sacaste, me encantó, ya ví que es de Fernando del Paso, es libro o donde viene, relamente me interesó, gracias...


  4. Ceci vega Says:

    Intenso, increíble, apasionado, sugerente, motivante, excitante, invitante...ME ENCANTO!!!. ¿de donde sacas todo esto amiga?


  5. Graciela VC Says:

    Atrayente...
    Me encantó la imagen de los cuerpos unidos... mmmmmmmm yumi


  6. Unknown Says:

    lo mejor fue "voluntariamente" o sea que a la fuerza ni los zapatos ni los cuerpos entran!


  7. Delia Gámez Says:

    pilar lovolví a leer porque me intrigó elcomentario de "voluntariamente" y si pasa todo eso en hacer el amor, simplemente porque se quiere...