La Biblioteca Pública de Toronto en Canadá inauguró el pasado noviembre un raro programa de fomento a la lectura titulado “Biblioteca Humana”. Durante la jornada inaugural, doscientos usuarios (de distintos niveles sociales y económicos, diversas profesiones y niveles de escolaridad) solicitaron “en préstamo temporal” lo que podría considerarse como “libros-humanos” para consulta dentro de las instalaciones de alguna de las cinco sedes de la dicha biblioteca pública, cuyo fondo editorial-humano inicial se conformaba con sesenta ejemplares inéditos hasta entonces: entre ellos, un policía, una prostituta, un veterano de guerra, un sobreviviente del cáncer, una modelo de lencería femenina, dos indigentes alcohólicos, un comediante… Los usuarios cuentan con media hora en cómodas salas de lectura para uno o más interesados en cada volumen para “leer” las vidas de cada ejemplar-humano; es decir, un adolescente adicto a las drogas, un contador público o un ceramista ciego se prestan durante veinte o treinta minutos para expresar verbalmente el decurso de sus vidas ante un usuario o público lector de sus biografías habladas con el propósito de apuntalar la noción de que todos aprendemos de los demás, abrevando de la oportunidad de escuchar en boca de los protagonistas las historias que nos reflejan y refractan.
Entre zoológico y confesionario público el experimento de la Biblioteca Humana de Toronto ya había sido intentado con éxito en Dinamarca y, al parecer, promete crecer para este año en otras bibliotecas canadienses, donde ya se anuncia un incremento en el número de vidas-ejemplares que serán ofrecidas en “préstamo temporal” dentro de sus salas de lectura. No hay indicios de que se abra la posibilidad de “consulta externa” e inaugurar con ello la rara bibliofilia de poder tener en casa a un luchador sumo, una modelo en bikini o algún poeta, quienes durante 24 horas o quince días nos vayan narrando las venturas y desventuras de sus respectivas vidas.
Tomado de "Agua de azar" de Jorge F Hernández, en Milenio diario de hoy, si quieren seguirlo leyendo.
Me parece una propuesta interesante porque seguro es que mucha gente prefiera preguntar que leer. Lo que no sé es si el término de "biblioteca" en esta peculiar circunstancia aplica verdaderamente. Por supuesto que me gustaría tener enfrente a alguno de esos personajes para conocer su vida, su rutina y su oficio. ¿No creen que esta idea de la Biblioteca Humana es un poco un "reality"?, a quienes los mueve el verdadero interés del conocimiento del otro y a quienes el morbo?
Besos!!
A mi lo que me dice es que valdría la pena escuchar las historias de la gente de carne y hueso que enfrenta la vida cada día, a pesar de nuestra realidad.
Yo misma he experimentado la belleza, la profundidad y todo el aprendizaje que hay en escuchar las verdaderas historias de las mujeres que están a veces tan cerca físicamente. Escuchar es una forma de acompañar, de ser solidaria.
Claro que el escuchar es ser solidario!!!...reconozco que no le dí esa interpretación a la lectura de este artículo. Y creo que tienes toda la razón, y el escuchar todas esas historias nos da la posibilidad de aprender de otros.
Besos Gurú!