Celia II

Otra opinión respecto a los festejos del Bicentenario, que sin duda tiene muchas caras que observarle.

Tomada de: EJE CENTRAL- Raymundo Riva Palacio- Sep 20, 2010.

Felipe Calderón dejó pasar la oportunidad histórica de ser el Presidente del Bicentenario. Tuvo tres años para preparar la conmemoración del Bicentenario y lo echó a perder. Hizo del 15 de septiembre una celebración ordinaria, onerosa, clasista, despojada de contenido histórico y con errores inexplicables como el que se hubiera tomado a un traidor de la patria como modelo del coloso que se erigió sobre la plancha del Zócalo. La culpa directa de una conmemoración anticlimática y carente de ambición no es de él, pero sí la responsabilidad de haber puesto a cargo de ella a una sola persona, su ex jefa de Oficina, Patricia Flores, quien quiso timar a todos, incluido al Presidente, y a defraudar a la nación.

Los entretelones de la preparación y organización del Bicentenario hablan mucho del poder que delegó Calderón a Flores, y la manera como operó en Los Pinos. Flores excluyó de toda la planeación al resto del equipo presidencial, guardándola como un secreto de Estado. Por eso no se enteraron –y no se sabe si tienen aún el conocimiento-, que los diseños originales del festejo, como se llegaron a plantear, están muy lejos de los resultados vistos la noche de El Grito. Originalmente se pensó, como se ha dado en otras naciones con celebraciones similares, en verbenas populares donde la población es incluida y participa. Se propuso que la conmemoración federal se llevara a cada capital del país. Ni lo uno, ni lo otro.

Por ejemplo, el Quetzalcóatl formado con globos, no era un espectáculo como el que se vio. Era una serpiente que corría por diversas calles y avenidas de la ciudad y que confluía en una para convertirse en la gran Serpiente Emplumada. El desfile debía tener una historia, una narrativa de los 200 años, que terminó convertido en una amalgama de momentos, sin una secuencia lógica ni un contenido aglutinador.

El desfile fue uno lucidor, alegre y ruidoso, pero que se pudo haber desarrollado en cualquier momento. Los carros alegóricos, algunos muy techno y con luces de neón, podrían haber desfilado cualquier primero de enero en el Tazón de las Rosas. Si el objetivo era llegar a una demografía más joven, que creció con la televisión en color, para la cual la historia no es algo relevante y con la cual el gobierno federal no ha podido conectar, es altamente probable que lo hayan conseguido. Pero la nación, que será de estos jóvenes, no la componen hoy en día sólo los jóvenes. Más aún, a ellos tendría que habérseles inyectado, a través de los vínculos con su pasado, lo que sus mayores aprendieron en la escuela: el valor de la gesta independentista.
PD ¿Qué no era Patricia Flores aquella "muy cercana" al señor presidente de la que platicamos alguna vez?.


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1 Response
  1. Delia Gámez Says:

    pues de nuevo, a no recibir ninguna noticia alentadora, todo cuanto hacemos tiene que tener lo oculto y torcido, como dije antes, es un país que esta pasando por un gran problema social, y económico me parece que tal derroche está fuera de lugar, además que a mí con esas cosas no me emocionan, saludos