Celia II
Pancho Varona ha sido compañero artístico de Sabina desde siempre. Él casi siempre musicaliza las letras que compone Joaquín. Aquí cuenta en su blog, como recuerda que nacieron los Peces...

Los Peces de ciudad nacieron en Lima. En un maravilloso hotel que está justo en el centro de Lima. Creo que el hotel se llama Gran Hotel Bolivar o algo así. Un edificio antiguo, precioso, decadente, maravilloso, con unas habitaciones llenas de magia. Ahí nacieron los peces, en la habitación de Joaquín.
Joaquín siempre tuvo debilidad por Dylan y por una canción de Dylan llamada "To Ramona". Y yo siempre tuve verdadera obsesión porque Joaquín compusiera algo del estilo de "To Ramona" pero en plan sabinero. Era una meta que me puse el día que Joaquín me contó su adoración por Ramona.
Pasamos una noche entera de esas que recuerdo con muchísimo cariño, en la habitación de Joaquín, tomando whisky, buscando rimas, dándonos abrazos...Joaquín me decía "busca una palabra en "U" para situar El Dorado...yo le decía Moscú, Kabul, etc etc...y él, brillante como siempre, acababa por decir "El Dorado era un champú"!!!!!! y gritábamos de placer, y nos abrazábamos y nos besábamos y nos emocionábamos mientras componíamos una belleza de canción. Una gran canción.
Fue una auténtica fiesta la creación de Peces de Ciudad. Y fue un auténtico regalo para mí haber estado presente y haber puesto mi granito de arena...alguna palabra la sugerí yo y alguna se quedó.
Creo que es una de las grandes canciones del repertorio de Joaquín y de la música española. Los que somos habituales a la hora de trabajar con Joaquín (gente como Olga, Antonio, yo mismo) no dejamos de emocionarnos cada vez que la cantamos en directo. Y siempre pedimos que esté en los repertorios de todas las giras desde que se compuso. Es la que nunca falla, la que siempre está o la que siempre queremos que esté.
Incluso el mismo Joaquín tuvo que parar la grabación de la voz de esa canción por un inesperado ataque de emoción, momento que, por cierto, tengo registrado en vídeo.
Os pido cinco minutos para que volváis a escucharla y volváis a paladearla. Cada palabra es de una belleza insultante. Cada verso es una obra de arte. "En la fatua Nueva York..."